domingo, 30 de octubre de 2011

Concierto de la palabra


Con este texto fundacional inicio el sueño de la expresión a través de este blog el cual añoro se convierta en un foro donde la oratoria y José Martí, marquen la senda....

La mesa del orador es un monte de flores…[1]

 Solemne, es la sencillez con la que José Martí, rara mezcla de artes y montes, asciende a la: iluminada majestad, la tribuna, sitial desde donde “…lo único que pesa se hace ave que vuela, calienta la lengua una especie de fuego sibilítico, truécase el hombre en numen, y anonada, convence, reivindica, destruye, reconstruye, exalta, quema…”[2]

Así de diversas y contrastantes, edificantes o destructivas son las posibilidades del orador una vez empoderado del atril, el Apóstol hace visible en sus consideraciones sobre el suceso sublime de orar, el absoluto conocimiento de causa sobre este fenómeno y conciente de ello, se dispone entonces a dirigir el concierto de la palabra.

Su primera frase a la multitud: un saludo corto desprovisto de adornos infecundos, que logra abrigar en una palabra el alma de un pueblo: Cubanos… el gentilicio que define y une un auditorio diverso suena como el primer acorde de una sinfonía de oraciones, proposiciones, reflexiones, enunciados, pensamientos de colores tan vivos que pueden ser visto desde la multiplicidad intelectual de una muchedumbre que no aplaude atronadora e irracionalmente  seducida, sino que se estremece y vibra al formar parte del convite de la razón propiciado por un orador cuya obra se desborda de los dogmáticos esquemas de análisis de las producciones discursivas, tanto clásicas como tradicionales empleados por las más diversas escuelas.

Para la mayoría de estas instituciones: La didáctica enseña, la poética deleita y la oratoria persuade, asumirlo así, literalmente, nos llevaría de la mano a la errónea conclusión de que: persuadir, es el fin único y supremo de la oratoria, lograr que las personas tomen decisiones y actúen con voluntad ciega en la dirección que el orador traza. Cuales ratas tras la melodía de un flautista que irrespeta preceptos Socráticos. En la historia de la humanidad estos flautistas pululan, incluso son considerados grandes oradores, logran: Cantar como  sirenas, gracias a esa intencional separación de saberes tan posmodernista como criticada por hombres como: Morin o Freire.

Esta idea inconsecuente se afianza en la oratoria pragmática y utilitarista que estos tiempos nutren. Al detenernos un instante, a  contemplar cualquiera de las partes de uno de los  tantos oleos hechos con palabras por Martí sin razón de prueba que la sustente, esta tesis, se desvanece…


… O cada palabra es una piedra de cimiento y un fusil más, y un obstáculo menos, o cada palabra es respuesta grave y decisiva, al temor o a la alarma de los sensatos, o a la vacilación de los débiles, o cada palabra es lazo amoroso que apriete, en dicha magnifica, en inefable ternura, a todos los que con igual limpieza batallan por fundar la patria...[3]

Una profunda relación dialéctica entre lo ético y lo práctico, entro lo político y lo artístico, como un aroma añejado durante años se desprende de este fragmento, donde se concatenan lo emotivo y lo racional en función de lo político-comunicativo con una sorprendente variedad de funciones que no se riñen, se complementan al informar, convencer, propiciar deleite, instruir, formar valores, emocionar, enardecer y persuadir. La intencionalidad de la actividad político-comunicativa no lacera el producto o discurso, las palabras a emplearse están obligadas a materializarla en un producto único: una obra de arte política.

¿Cómo logra Martí esta avenencia de la palabra en tan magnifica concordia?

Remitiéndonos a su obra podemos encontrar suficientes elementos reveladores que develan cómo se expresan en sus concepciones sobre la oratoria la relación: ética-política concordancia que se establece a partir de su concepción del ser humano. Clave interpretativa de su obra y su cosmos dentro del cual la oralidad política y  la forma de objetivarse, son  actividad cultural de carácter determinante en el enriquecimiento del ser humano.

Razón por la que al referirse al orador expresa:

“Orador sin instrucción es palmera sin aire… ¿De qué le sirve la fluidez al orador si no tiene nutrición en el intelecto que corresponda a las facilidades de los labios?
No hablo yo de condición empalagosa, que corta el vuelo a la palabra…Hablo de la fuerza de doctrina, de esa definición de sistema, de esa hondeza de pensamiento, de esa seguridad del asunto hablado, misterio y resorte del éxito e influencia verdadera de un discurso.
El orador necesita un conocimiento general de la historia que prueba, de la literatura que ameniza, de las artes que embellecen, de las ciencias políticas que fundan.
…ni basta para ser orador ser hombre bueno, perito en el decir. Orador es varón justo, generalmente instruido que habla con las palabras no nacidas de la retórica… Los oradores deben ser como los faros: visibles a muy larga distancia. [4]

Al nominar al orador como hombre faro deja por sentada la responsabilidad de estos para con la conducción y salvaguarda de los individuos a quienes convocan y guían. Enfatiza en la necesidad de instrucción de estos guías espirituales sobre la base de un determinado número de materias que al ser valoradas se nos relevan como una de la claves de la integralidad de su oratoria capaz de probar, hacer veraces demostraciones, ser amena, de gran vuelo artístico y a la vez , funcional y fundacional sobre la base de preceptos éticos políticos, lo cual le concede a lo dicho el respaldo o fuerza de las doctrinas, la claridad en la definición sistémica, profundidad y solides a las ideas tratadas y la certidumbre de una conducción certera en la relación que se establece durante el momento comunicacional desde una perspectiva de relación sujeto–sujeto.

El contenido y la forma del discurso estarían perfectamente balanceados para un orador con tales requerimientos, despejada la forma de elementos superfluos se materializa el contenido sin  que condiciones empalagosas, al  decir del maestro, le corten el vuelo a la palabra. Palabra que deben ser concebidas fuera de las normas convencionales de la retórica.

¡Oh! ¡La retórica, hermana fría de la escolástica! ¡Vale tanto como amarrar a un águila las alas, y ponerle en lugar de ellas disciplinas! [5]

Las consideraciones relacionadas con la retórica en su relación con la oratoria, evidenciada en el fragmento anterior, puede considerarse como otra de las pautas a seguir en la producción discursiva con pretensiones éticas. Martí se identifica con las concepciones socráticas relacionadas con el saber como virtud y no como medio de escalar a cuenta y riesgo de lograr, mediante la retórica hacer fuerte una causa débil o viceversa. Ideas defendidas por los sofistas, comparados por medio de una metáfora con los elementos más reaccionarios  de la escolástica.

Para el Apóstol: La oratoria es la ardiente manera de expresar (…) es la forma exaltada y convincente del pensamiento y sentimiento.[6]

Los elementos racionales y sensoriales de esta actividad práctica son partes inseparables de la oratoria, para la cual el apóstol fija como  regla: La inmortalidad. Este carácter trascendental que le confiere, se deriva además de los elementos antes analizados, de sus consideraciones acerca de qué es el hablar: “si me preguntan qué es el hablar, yo diré: es una función divina que se cumple hermosamente. Es una fuerza superior que se expresa con fuerzas humanas: Es una celestialidad imperfecta que necesita, para obrar sobre los hombres amoldarse a ellos y estudiarse en ello”. [7]

Es el hombre principio, fin, objeto y sujeto determinante de esa fuerza superior denominada por él: divina, que ha de lograr expresarse con fuerzas humanas, su espíritu o sea la esencia del hombre, según las consideraciones martianas; ha de ser la única retórica que ha de  estudiarse por  el orador. Trasciende la oratoria por su contenido humano, al estar esta encaminada a obrar sobre los individuos esta obligada a  estudiarse en ellos y amoldárseles y solo eso, la hace trascendente.

Asumir estos preceptos martianos nos ayuda a comprender el carácter perecedero, el evidente pragmatismo, la sofística confesa, la deshumanización extrema de los causes enajenados y enajenantes por los que hoy transita la oratoria y con ella la comunicación política.

Un gran número de escuelas  han explotado y explotan irracionalmente su fin persuasivo, llevándola a degenerar  en inescrupulosa manipulación  lo cual se hace evidente en  normas, reglas, procedimientos y métodos  cuya función   es lograr el control social con el que se regula el comportamiento de determinados individuos o grupos sociales. En aras de lograr estos objetivos, los mercenarios de la palabra recurren a todo tipo de artilugios y  mecanismos psicológicos, sin descartar incluso, la mentira.

Apoyados por la más sofisticada tecnología  asumen como tarea primordial la formación de actitudes socios psicológicas en el auditorio, reforzando en ellos las actitudes convenientes a sus intereses o subvirtiendo las que consideren perjudiciales aunque estas sean las que realmente contengan un sentido humanista, se dispone de todo un arsenal de medios para tergiversar y confundir la opinión de las masas, en defensa de sus supuestos intereses.

En medio de este estado de cosas, nuestra época se devela como escenario de nuevas y cada vez mayores contradicciones, en el centro de las cuales, Latinoamérica constituye un punto neurálgico del combate por la sobrevivencia de los nuevos proyectos de emancipación social y de progreso, a él, no puede estar ausente la oratoria comprometida con el bien común.  

Para quien ame la palabra puesta en función del ser, la obra de Martí, desde el umbral de los tiempos alecciona, alerta y sentencia: Tan viles son los cortesanos de la multitud o de las pasiones públicas como los que buscan damas y entretienen vicios a privados y a reyes. Hábiles podrán ser pero son viles o traidores… [8]

Los mercaderes de ardores, podrán confundir, arrastrar pueblos a la guerra, erosionar valores mal arraigados en tierras de pobre memoria histórica, vestir la desnudez de lo falso,  contaminar ciudades con mentiras que más temprano que tarde, hacen crecer  la amorosa ira que se necesita para fundar nuevas espiritualidades, Lo que no conseguirán jamás será: entonar una sola nota veraz en su expresión, será: contener el discurso de los pueblos que corean, el martiano concierto de la palabra.

NOTAS

[1] Martí J. La excomunión del padre McGlynn
[2]Martí J. Notas sobre la oratoria

3Marí J. Obras completas
[4] Martí J. Notas sobre la oratoria
[5] Martí J. Notas sobre la oratoria
[6] Martí J. Notas sobre la oratoria
[7] Martí J Notas sobre la oratoria
[8] Martí J. Wendell Phillips 

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