domingo, 15 de enero de 2012




Malditos poetas,
desadviertan mis manos,
ese es mi rezo.
Quiero clavarle en el azul
a la ternura
una estaca de  hastío
y el ulular de sus alas me lo impide.

Perversos rapsodas,
traicionen la noche
esa es mi plegaria.
Quiero oír a los miedos
ladrándole  al sol
y el Julián de sus espíritus
me ensordece.      

Malévolos bardos,
deserten de las quimeras
ese es mi ruego.
Siembro apatías y silencios
y la lluvia de su amor
me los marchita
malditos poetas.

Carlos Alberto Suárez Arcos.

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