sábado, 14 de abril de 2012


¡Cesares del siglo XXI!
¡Civilizados arrojadores de bombas nucleares!
¡Eminentísimos torturadores!
¡Innombrables amos de este mundo!
Todo poderoso que puedes usar nuestras prendas pero no nuestra piel.
Sírvanse ilustrarnos: Muéstrennos como llegar al cielo  y olvidar la tierra tal  y como ustedes pueden hacerlo.
Instruyan  a los pueblos de América que se aferran a no vender su dignidad.; en el arte de salvar los grandes bancos y secuestrar el futuro de sus  jóvenes; esos que están en las calles indignados  porque no creen en sus discursos.
Ayúdennos a comprender  que debemos  regalarles nuestras selvas, nuestro oro, nuestra plata, nuestro petróleo, nuestros ríos, nuestras vidas. ¡Nuestra alma! Para luego correr en sus fronteras perseguidos por ser emigrantes ilegales.
Dispongan desde el trono de sus monopolios: Qué porción de nuestras tierras tendrán el honor de ser suyas y cuáles  de nuestros hermanos no podrán sentarse a nuestra mesa. Quiénes por necios, serán excluidos del beneplácito de sus limosnas.
¡Oh!  Insuperables: taladores de culturas,  tráiganse ese verbo estilizado a lo que pudo ser cumbre y gracias a ustedes es: grieta. Y no respiren al prometernos  ayuda.
¡Prometemos!: no preguntar por qué hay bases militares donde se necesitan médicos y maestros, ni por qué somos nosotros traficantes de drogas, si el mayor mercado, está al norte; ni cómo piensas salvar nuestro mundo. Aunque sea difícil, muy difícil, trataremos de creer en sus promesas y olvidar que pueden detener misiles en pleno vuelo pero no pueden impedir que un niño sea baleado en su calle por ser negro.
¡Éxitos en su empeño heraldo del imperio! 
Esta, la Cumbre de las Américas sigue siendo suya, así como estas ignorantes reflexiones de este, salvaje y libre ser de Nuestra América. 

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