sábado, 11 de febrero de 2012

Como aldeanos vanidosos.


                                                                                                                                                                                                                                                                                              Aferrados aún, a la forma en que el aldeano vanidoso descrito por José Martí en su ensayo Nuestra América, concibe el mundo como su aldea. El pensamiento y la acción  de la mujer y el hombre latinoamericano no podrán  hacer lo necesario para  terminar con todo, (que es mucho) cuanto existe en el ideario político-comunicativo latinoamericano, de aldea.

Para bien de su adversario común, el imperialismo, el concepto de Patria que habita  en el imaginario simbólico de nuestros pueblos continua siendo el mismo que llevara a Marx a expresar: Los “obreros” no tienen patria…  la definición por la que millones de obreros latinoamericanos han muerto, es, en última instancia un conjunto de  intereses económicos y políticos ajenos a la clase que lo asume y defiende en las guerras imperialistas, es un constructo  semiótico de las clases que históricamente ha detentado el poder político.

 ¿Por cuál patria murieron millares de latinoamericanos enfrentados  en guerras como las Chaco que solo facilitaron la dominación del monopolio extranjero en América? ¿Por cuál patria han muerto miles de emigrantes latinoamericanos, convertidos en  soldados por  necesidad económica, durante “Las guerras contra el terrorismo” librada en los ricos suelos del oriente, por los Estados Unidos?

Los poderosos, se las han ingeniado durante siglos para lograr que las mayorías, legitimen y reproduzcan al poder expresado en cualquiera de las formas históricas del Estado, de lo contrario el ejercicio del mismo hubiera sido sencillamente imposible.  La relación de formas y medios de que se han servido para lograrlo serían realmente muy amplios,  pero en toda la historia  no encontraríamos ninguna forma, ni medio tan efectiva y eficaz como los que emplea el imperialismo, etapa superior del desarrollo capitalista.



Sin cuestionar la eficacia de los medios utilizados por las formaciones económicas sociales anteriores al capitalismo, para  dar respuestas a las problemáticas planteadas por las necesidades de legitimación y control del poder en su tiempo. Se hace necesario profundizar en el análisis de  los medios que hoy hacen posible “el milagro”;  por medio de cual,  millones de seres humanos asumen tener patria  cuando realmente esta, es propiedad privada de una minoría que puede llegar  a tener los derechos sobre el himno nacional  que la identifica.

Los Mass Media, ingenios de las ciencias modernas, constituyen el instrumento de control remoto por el cual  los grandes centros del poder, aumentan o disminuyen el volumen de nuestras voces, regulan nuestra imagen, programan nuestras conductas, en fin nos administran.   

El alcance, poder movilizativo, persuasor y seductor, de la maquinaria mediática,  supera con creses los recursos y medios  empleados desde los orígenes de las sociedades clasistas y por ende del Estado entre los que se pudieran mencionar: la oratoria, la prédica religiosa,  la imprenta o el  telégrafo.

Su poder destructivo, (término que se acomoda mucho más a su función y carácter que el de: comunicativo) seria envidiado por los creadores del Fuego Griego o la pólvora, de hecho, hoy hace palidecer el poder de las armas más sofisticadas.  Los misiles disparados desde los mass media, portadores de decenas de ojivas transportadoras de los nocivos valores del modo de producción que los engendra, impactan simultáneamente sobre  diferentes  objetivos en el planeta. Su efectividad  es incuestionable. Su empleo para desplomar el antiguo campo socialista, Justificar la agresión a Irak  y Afganistán, subvertir los regímenes en Libia o Siria, satanizar a la nación Persa en fin allanar el camino a sus monopolios está más que probada.  

Los misiles empleados por los ejércitos en sus campañas bélicas, son capaces de aniquilar las fuerzas vivas y medios de combate del adversario, y como consecuencia enardecen el espíritu de combate y el odio hacia los agresores. Los misiles  mediáticos, son capaces de aniquilar, tradiciones, costumbres, valores en fin la cultura y en consecuencia borrar la memoria histórica de un pueblo. La totalidad de las fuerzas y medios militares de que disponen las potencias imperialistas, puede considerarse simbólicas en comparación con las posibilidades  de: agresión, ocupación y control, de los mass media, capaces de penetrar las más defendidas fronteras.

Desde los mass media se  finge: entretener, instruir, informar, cuando en realidad solo se domestica. Ellos, legitiman y reproducen al poder que los usa con la complicidad (no siempre consiente) de las fuerzas de trabajo empleadas por estos medios. Las asalariadas fuerzas productivas  del capital mediático,  enajenadas del producto de su trabajo, de su actividad vital y de su ser genérico,  en consecuencia directa, en su actividad  productivo-comunicativa, no pueden menos que expresar,  la enajenación del ser humano respecto del ser humano

Enfrentados por el carácter de las relaciones de producción  capitalistas consigo mismo,  enfrentan también el otro ser humano objeto de su actividad, los receptores. Estos,  resuelta, pero equivocadamente, actúa en   nombre de una falsa o distorsionada representación de “libertad”,  “democracia”, o “Patria”, construida por trabajadores altamente calificados  a las ordenes del mayor de los Don,  El Capital, el cual transforma  una actividad vital e inherente a la esencia misma del hombre dada en sus relaciones sociales; la comunicación,  de actividad esencial para el hombre, en simple medio para manipular, sus enajenadas existencias.  

…cuanto más produce el obrero,…; cuanto más valores crea, tanto más sin valor, tanto más indigno es él; cuanto más elaborado su producto, tanto más deforme el obrero; cuanto más civilizado su objeto, tanto más bárbaro el obrero; cuanto más poderoso el trabajo, más carente de poder el obrero; cuanto más rico espiritualmente el trabajo, tanto más desespiritualizado y siervo…  queda el obrero. [1]

Los seductores y mortíferos productos salidos de la industria capitalista de la comunicación: deforman,  barbarizan, debilitan, desespiritualizan y esclavizan al trabajador que los realiza y a los que posteriormente, pagan por estas producciones portadoras de conceptos adaptados a los interese del capital entren los que se encuentran: democracia, libertad de expresión, sociedad civil y patria.

Patria, es humanidad.  La universal  concepción  de José Martí, sobre la porción de suelo en que se nace se distancia desde  lo humano, de las mercantiles representaciones de lo patrio  que han sido alojadas por los mass media  en lo más profundo de nuestra subjetividad. Subjetividad  que demora en  comprender el carácter de mercancía del producto comunicativo elaborado, por los mass media en función de espurios interés imperialistas.

La mercancía producto comunicativo

 “El capitalismo nació chorreando sangre y lodo por todos los poros…”  esta afirmación de Marx, convida a reflexionar sobre el sesgo de sangre o lodo que pueden contener  los productos capitalistas, incluyendo los comunicativos. No será en este artículo que persigue  objetivos más generales, donde me detendré a  analizar en detalles este proceso productivo capitalista, aunque no por ello, dejare de recomendar una lectura y hacer algunos comentarios al respecto. Entre los muchos materiales que pudieran resultar útiles para este   fin, sugeriría la lectura de: "Locura y sociedad segregativa"  del autor Italiano Ferrucio Rossi- Landi, específicamente,  la  parte primera de este texto,   que se refiere a  la producción lingüística.

La lógica seguida por el autor, en el proceso de análisis sobre la manera en que el lenguaje, se convierte en capital y a su vez, este capital, en componente, del ciclo de   reproducción del capitalismo.  Además  de estar en correspondencia con las ideas de  Adán Smith cuando  refiere  que en las condiciones del desarrollo capitalista, todo quedará convertido en mercancías. Puede  contribuir con la aprehensión del proceso de producción comunicativa en el capitalismo.

Desde ese posicionamiento se  visibiliza un importante número de factores del proceso de producción comunicativa en el capitalismo. Desde otra perspectiva de análisis estos elementos son invisibles: el carácter de mercancía de las fuerzas de trabajo (una buena parte de ella muy calificada) contratadas por los dueños de los mass media. La relación dependiente  de estos para con los propietarios de los medios de producción   o el carácter de mercancía de la producción comunicativa, que contará con el valor adicional que le ha trasferido la fuerza de trabajo y como consecuencia al llegar al mercado aportará una suma superior a la invertida inicialmente.

Si el hambre de millones, la prostitución, los conflictos sociales y raciales, las luchas entre narcopandillas, las guerras genocidas, los escándalos políticos, las crisis, las pandemias, en fin, el dolor y el sufrimiento humano, no pudieran ser convertidos en la mercancía: “producto comunicativo”, no sería tan fácil como es hoy, encontrar a los dueños de los medios de comunicación en las barricadas mediáticas, defendiendo lo que ellos denominan “libertad de expresión” de una  “sociedad civil” a la cual le preocupan los intereses de la “patria”.    

Libertad de expresión, monopolios, y sociedad civil.

La libertad de expresión, es  enarbolada por sus victimarios, los monopolios y las oligarquías mediáticas. Ante la imposibilidad de poderles preguntar, debido a la  discapacidad auditiva  congénita del capitalismo, discapacidad que se agudiza con el imperialismo, se hace imprescindible cuestionar la libertad de expresión  que defienden. Esta no se  relaciona con el artículo XIX de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,  sino con  la libertad de producir, distribuir e imponer el consumo de la mercancía: producto comunicativo, sin que medie regulación estatal alguna como lo dictan las reglas del neoliberalismo, por parte de los monopolios de la información.

La libertad de expresión entonces, pareciera que es  una  capacidad innata de los seres humanos. En realidad sabemos que no es así. Los seres humanos para poder ejercer su derecho a la libertad de expresión, requieren además de querer; poder y saber hacerlo. Poder, a su vez  demanda la existencia de medios, canales, formas para que la mayoría, en igualdad de condiciones pueda realizar una comunicación que no tiene por qué producir utilidades, no tiene por qué ser mercancía. Saber, presupone un largo camino de formación y desarrollo cultural del ser humano, por medio del cual se prepara para hacer efectiva la libertad de expresión.

Los millones de analfabetos, semianalfabetos, desnutridos, mal nutridos,  desempleados, emigrantes, indigentes e indígenas de nuestro continente; dentro del ordenamiento socioeconómico y político de nuestras  sociedades, no podrán jamás ni soñar con acceder al supuesto derecho defendido, ni siquiera o al menos a una parte del   capital lingüístico necesario para  hacer efectivo su derecho a la libertad de expresión, devenida en propiedad privada de… un gigante implacable sentado a las puertas de todos los pobres del mundo… El monopolio, José Martí, quien lo conociera en sus inicios; sobre este, nos alerta:

… en sus manos tiene las bridas de empresas innumerables, y de un lado y otro las guía con goce frío y maligno que,- más que de la posesión  de la fortuna que le rinden, le viene de ganar, en previsión y astucia a cuantos le disputan su poder: abre vorágines,  levanta montañas desata océanos; conjura y desencadena vendavales, juega como con una perinola con la bolsa. Con una voz hace surgir un ferrocarril: lo hunde con otra… Por su poder extraordinario, por la pasmosa habilidad con que lo mantiene, por lo medios tortuosos de que se vale sin escrúpulos, y por la frialdad de su corazón, atento solo al triunfo o a la defensa propia… una pera madura le importa más que los dolores todos, y los impulsos y centelleos  todos de los hombres… [2]    

Este gigante que amordaza, paga para que se haga ver al Estado  que lo enfrente o intente cercenarle cualquiera de sus muchos tentáculos ya sea en Argentina, Venezuela, Bolivia, Cuba o cualquier otro país de Latinoamérica, como amordazador de la libertad de expresión,  como enemigo de la  democracia.  Las declaraciones de Alejandro Aguirre presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa así lo corroboran…”Se está luchando en contra de un movimiento internacional para coartar la libertad de expresión… fue un año dificilísimo para la libertad de prensa…” [3]

Este  defensor de los intereses monopolistas de EE.UU. en America Latina  miembro  de una familia que mantenía relaciones con el dictador Anastasio Somoza, asesino de  Augusto César Sandino, he hijo de  Horacio Aguirre fundador del Diario de Las Américas, en Miami, fiel colaborador del   agente de la CIA Jules Dubois; pone todo su empeño en superar a su antecesores en la defensa de los intereses oligárquicos y en contra de la verdadera libertad de expresión de los pueblos de America.

Para él,  los esfuerzos realizados en  America Latina en materia de educación, en países como: Bolivia, Nicaragua o Venezuela, no están  relacionadas con la libertad de expresión, los millones de alfabetizados o de personas que lograron ampliar su universo cultural  y en  consecuencia  están  en mejores condiciones de expresar libremente sus ideas no cuentan. Ellos, no reproducen ni legitiman los intereses monopolistas; como lo hacían los canales de televisión venezolanos, a los que no les fueron renovadas  las licencias. Como lo hacen, los medios de comunicación que formaron o forman partes de golpes de estados en contra de gobiernos elegidos democráticamente como en Honduras.  

Las palabras del “flamante presidente”,  de la SIP. , divulgadas por El Nuevo Herald, van dirigidas directamente contra los  lícitos e impostergables esfuerzos realizados por cada uno de los Estados latinoamericanos, que  emprende acciones en contra de las más diversas formas del monopolio. No como consecuencia de la importación de ideologías sino como resultado del proceso de toma de conciencia, sobre la verdadera condición del monopolio, que se constituye como la  columna vertebral del neoliberalismo brutal que nos despedaza.

Si  invirtiéramos la forma en que se nos enseña a percibir la realidad por los mass media, terminaríamos por darle la razón al señor Alejandro Aguirre cuando se refiere a un movimiento internacional para coartar la libertad de expresión, pero desde una perspectiva diferente:

“En Estados Unidos el sistema socioeconómico está diseñado para que el control de los medios esté en las manos de una minoría, dueña de grandes corporaciones (...) y el resultado es que debajo de la "libertad de expresión" están siempre los intereses financieros de esos grupos”. [4]

A los intereses monopolistas, que portan el control remoto de nuestras sociedades civiles, no ha de creérseles que les importamos más que una pera madura. Esos que fijen defendernos del  Estado, que los enfrenta, representan a una burguesía que…sólo puede existir mientras mantenga a todos los demás grupos sociales en el papel de meros soportes de su modo de apropiación -material y espiritual- de la realidad…[5]

La sociedad civil por la que abogan y de la cual  forman parte organizaciones como la  SIPla USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional ), las OTI (Oficina para las iniciativas hacia una transición), los medios de comunicación, en su mayoría en  poder de los monopolios, forma parte del aparato de dominación  legitimación y reproducción del capitalismo, …que asimiló el desarrollo complejo de la estructura general de la dominaciónSu poder se basa en su cualidad de englobar toda la producción  espiritual en el cauce de sus intereses…[6] Tal vez por eso les guste tanto la SOPA.

Las clases económicamente dominante en el contexto latinoamericano actual, no siempre detentan el poder político en la forma  tradicional en que lo hacían; pero si hacen sentir el control que sobre los medios tienen,  en la organización del  consentimiento -aunque sea pasivo- de los dominados.  Lo cual es perfectamente realizable gracias a la capacidad de estos,  de diseminar normas políticas, culturales, morales y sociales en favor de sus intereses.

La sociedad civil, que debiera ser el centro del antagonismo entre los intereses  ciudadanos y  los propósitos neoliberales de los monopolios, es secuestrada por una exitosa operación político-comunicativa que no la  silencia,  sino que la hace gritar a su favor. Los espacios de expresión o comunicación  política pública, son distorsionados a fin de impedir la constitución de los sujetos sociales que harían peligrar sus privilegios.  

Los privilegios,  de una clase que se desarrolló en la medida que el neoliberalismo se consolidó, clase que forma parte de  un Estado extraterritorial, con existencia objetiva aunque  invisible para el común de nuestras gentes, que  aferrados aún, a la forma en que el aldeano  descrito por José Martí concibe  el mundo como su aldea, es objeto, cuando América Latina, necesita: sujetos que dejen de obrar frente a los ilimitados poderes mediáticos, como aldeanos vanidosos.  

Lic. Carlos A. Suárez Arcos.                                                                                                                  
Presidente Del Club de Oratoria José Martí                                                                                                                                                      
Universidad: Vladimir I. Lenin. Las Tunas, Cuba.                                                                               

 

 



[1] Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1848 K. Marx. Traducción, notas y referencias de Jorge Luis Acanda González.

[2] José Martí. OC: Tomo 10 Pág. 84.

[4] Noam Chomsky. conferencia magistral en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño en Caracas. Tomado de: http://www.aporrea.org/actualidad/n141164.html 

[5] Sociedad Civil y hegemonía. Jorge Luis  Acanda González Revista Tema No. 6

6. Sociedad Civil y hegemonía. Jorge Luis  Acanda González Revista Tema No. 6.

No hay comentarios:

Publicar un comentario