Esa Universidad me “suena”.
Por: José Enrique Agüero Pérez
Estudiante de Comunicación Social 3er
año.
Cada septiembre el éter universitario se llena de
maravillosos sonidos, sonidos que por dos meses estuvieron ausentes: el verano
los enmudece; pero arrancan como siempre, nuevamente llenos de alegrías y
júbilos, bríos, ideas, novedosos proyectos.
¿Aún no lo entiendes? Con el inicio del nuevo curso
se desbordan los pasillos, los parques, las aulas del centro con el sonido
cariñoso de los besos, de los dedos o palmas sus chasquidos; o hasta del más
extrovertido un alto chiflido.
Suenan también los teclados de los laboratorios
actualizando los sistemas; hojeo de páginas en voluminosos libros; el choque
seco entre lápices de madera; el susurro de voces preparando los discursos del
inicio, allá en la plaza, ya casi llena. Las cuerdas de una guitarra en el
centro de un coro y las voces de desconocidos que se encadenan.
¡Y las Ideas! Las ideas a veces también suenan.
Algunas retumban en la mente, limadas de asperezas durante semanas; otras salen
al aire, explicadas en el goce de quien la sueña o quien la comprende.
Así son, así se escuchan los sonidos del inicio en
esta universidad que nos congrega; universidad que cada día se hace más grande,
en su contexto interno, en el aledaño, muy pronto en el del mundo que nos
rodea. Magna no por su infraestructura, sino por el futuro que en su vientre
moldea; caracterizada por el máximo empeño y esfuerzo de todos, es y se
reforzará no en tiempos muy lejanos, como una acertada y necesaria referencia.
Y cuando a cualquiera le digan, “Universidad Lenin”, con la mente recordando
entre retumbos, ecos, sonidos…
responderán: Ese nombre, esa Universidad
a mí me suena.
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